Gráfico 1
Nivel de calificación de los recursos humanos
Pablo Testa, Alexis Mercado*
Thanaly Patruyo, Nakary Gómez, Raquel Rengifo* *
Venezuela ha dedicado importantes esfuerzos a la formación de sus recursos humanos. Las universidades nacionales, a partir de 1958, instrumentaron políticas de formación de sus profesores. En el ámbito gubernamental, la experiencia más importante fue la creación de la Fundación Gran Mariscal de Ayacucho, que permitió la formación de un contingente importante de profesionales en el exterior, aunque es necesario señalar que en algunos casos sus políticas no fueron las más acertadas.
Ahora bien, la diversificación y especialización disciplinaria ya señalada, debe descansar en una importante base de recursos humanos. La información recolectada, sobre una cuarta parte de la muestra, arroja un total de 4942 personas, lo que demostraría que estos centros están integrados por un importante contingente de profesionales.
De esta submuestra, se consiguió información desagregada (por nivel académico) de un 75 % de los centros (gráfico 1). Con relación a estos resultados se hacen las siguientes consideraciones:
En cuanto a las actividades realizadas por los centros (gráfico 2), se observa que tres cuartas partes de los organismos identificados tiene como objetivo prioritario la ejecución de proyectos de investigación científica. De esta manera, se confirma la tendencia general de desarrollo de la actividad de investigación no vinculada a la producción.
Aproximadamente en un quinto de la muestra, se identifica la prestación de asistencia técnica. Este vínculo, identificado como crucial para las actividades de aprendizaje tecnológico en algunos sectores de la industria venezolana5 , podría constituir el mecanismo de relación más dinámico de estas instituciones con clientes del sector productivo. Potenciar las capacidades en ambos sectores requiere, sin duda, un espacio de intervención de política.
En tercer lugar aparecen las actividades de análisis y pruebas aproximadamente en un 15 % de los organismos. Dentro de estas, destacan las pruebas para control de calidad, certificaciones arancelarias y ensayos. Anteriores estudios de caso desarrollados en algunos centros de investigación de Venezuela y otros países de la región, demuestran que este tipo de actividad puede constituir el punto de partida para el establecimiento de nexos más profundos con el sector productivo. En este sentido, las políticas institucionales deben definir claros objetivos que impulsen actividades con un agregado de conocimientos mayor.
Sólo cerca de una décima parte de los organismos identificados, reporta la realización de actividades de desarrollo tecnológico. Este resultado, crucial para este estudio, viene a confirmar la baja capacidad que presentan nuestras instituciones de investigación para acometer este tipo de tareas, máxime si se considera que la mayoría de las instituciones presentes en el inventario (15 de las 19), consideran explícitamente, dentro de sus objetivos, el desarrollo de esta actividad.
La prestación de servicios a través de actividades como el entrenamiento y cursos, son también sensiblemente bajas. Esto revela, por un lado, que las estructuras de formación e investigación siguen siendo sumamente tradicionales en su componente docente, demostrando que esta importante vinculación con las empresas (productivas y de servicios) presenta un rezago importante con relación a las prácticas más modernas de reentrenamiento y formación continua de los profesionales que se desempeñan en la esfera productiva, que se verifica sistemáticamente en los países desarrollados.
El análisis de los mercados de las instituciones, revela que, contrario a lo que pudiera esperarse, existe una interacción no despreciable con clientes externos (20% de las unidades reportó estas vinculaciones). Aproximadamente la mitad de estas unidades tienen clientes de los sectores público y privado (gráfico 3).
Los clientes del sector privado utilizan especialmente los centros que actúan en áreas técnicas. El sector público, aparece como un cliente importante, especialmente en las áreas de ciencias sociales. Además de ello, este sector continuó siendo importante no sólo en términos de cantidad, sino en el tipo y magnitud de las contrataciones, con algunas implicaciones importantes en términos de la generación de investigación.
Un cruce de las actividades realizadas por los centros analizados con el tipo de clientes, revela que gran parte de la vinculación con el sector privado se establece para servicios de análisis y pruebas. Desde el punto de vista de las actividades de investigación y desarrollo, las demandas provenientes de este sector son poco importantes en función de definir agendas de investigación y desarrollo. Las empresas de los sectores productivos son los clientes más numerosos, siguiendo en orden de importancia los organismos públicos y, en tercer lugar, otras universidades y centros de investigación. Empresas en las áreas de servicios y agrícola, no son reportadas en forma significativa. 6
Una lectura más detallada de estos resultados, revela especificidades en los perfiles de los clientes, cuyos rasgos principales se describen a continuación.
1. Dentro del sector productivo destacan:
2. Los clientes del sector público se concentran en:
3. Existencia de mercados internos (ubicados dentro del mismo ámbito de la investigación):
De lo anterior se pueden adelantar algunas conclusiones:
Con relación a los dos últimos puntos, es necesario plantear algunas reflexiones, a partir de la experiencia en la maestría de política y gestión de la innovación tecnológica del CENDES 7 .
6 Los bajos porcentajes observados en el área agrícola, se pueden atribuir a lo que se maneja como “cliente principal”. Esto de alguna manera se relaciona con vínculos formales como el establecimiento de contratos y/ o convenios. Así las relaciones con pequeños y medianos productores pueden no ser destacadas en este ítem.
7 A partir de un conjunto de estudios de casos y tesis que han venido realizando los estudiantes de la maestría.